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Cotton House en el corazón de Barcelona - La Gran Vida
Hay hoteles a los que merece la pena entrar por el mero placer de descubrir un rincón de la ciudad en el que disfrutar de un rato agradable. El nuevo Autograph Collection en Barcelona se inscribe en esta categoría y no solo por sus destacables detalles de arquitectura e interiorismo, sino por lo mucho que cuenta de la historia y del legado de la ciudad. Cotton House es, en cierto modo, una ventana abierta a esa vida, por lo general poco expuesta, de la alta burguesía catalana del siglo XIX, una mirilla a un escenario privilegiado de la época dorada de uno de sus gremios de mayor peso.

La decoración es de tipo neoclásico y lleva la firma de Lázaro Rosa-Violán.

El hotel se levanta en una espléndida casa del ensanche construida por el arquitecto barcelonés Elías Rogent en 1876 y que albergó posteriormente la sede de la Fundación Textil Algodonera. El edificio de estilo neoclásico, con reformas y añadidos de diferentes épocas, habla de esa amalgama de usos: residencia privada, dependencias administrativas y sede y club social de los fabricantes textiles. Se recomienda al viajero curioso que acuda con tiempo para disfrutar de fotografías, lámparas, boisieres, ornamentos, escalinatas y hasta chimeneas que dan cuenta de un espléndido pasado que el omnipresente Lázaro Rosa-Violán se ha encargado de poner en valor. Tal vez con tan magníficos mimbres de partida, el interiorista catalán no debería de haber recurrido en esta ocasión a una teatralidad que por momentos puede resultar excesiva. Manca finezza en algunas suites en comparación con algunos elementos originales del edificio, como la sensacional escalera de caracol suspendida desde el techo.

Por lo demás, la nueva dirección de una de las mejores marcas de Marriott resulta muy recomendable por su ambiente acogedor y excelente localización. Sus habitaciones, 83 en total, están decoradas con gusto y con simpáticos guiños al algodón, leitmotiv de la renovación. Naturalmente se ha cuidado de forma especial la calidad de sábanas y toallas y destacan las amenities de los baños de la firma Ortigia. Aunque la piscina de la última planta es de reducidas dimensiones, se agradece la posibilidad de darse un chapuzón en verano. Como otras casas típicas del ensanche, dispone de un amplio patio interior ajardinado, adyacente al bar y restaurante. Batuar, que así se llama, en referencia a un utensilio utilizado en la prensa del algodón, es otro de los puntos fuertes. Ofrece servicio ininterrumpido de su estupenda carta desde las siete de la mañana hasta medianoche. Y, sin duda, es uno de los salones más agradables de desayuno de toda la ciudad. El broche lo pone la prestigiosa sastrería Santa Eulalia, con un pequeño espacio donde el cliente puede hasta encargarse una camisa o un traje. Desde 220 euros.